Vestida con un body con los colores de la bandera argentina, la estrella pop cerró anoche su paso por Buenos Aires con The Eras Tour. Durante más de tres horas, hizo delirar a su fandom en River y confesó que piensa volver de gira a nuestro país.
El viernes pasado se vivieron momentos de tensión cuando una lluvia torrencial puso en vilo el segundo concierto de Taylor Swift en Buenos Aires. “¿Se cancela?”, “¿Se pasa?”, “Ella ya hizo recitales con tormenta. Va a salir igual al escenario”. Esas especulaciones giraron en las redes sociales y grupos de Whatsapp hasta que llegó el comunicado oficial de la reprogramación.
Finalmente, anoche, tuvo lugar el cierre de The Eras Tour, versión Argentina. Y la estrella pop no dudó en confesar: “Estuve tan nerviosa de que no pudieran venir hoy. Pensé en aquellos que debían reprogramar viajes. Por eso me emociona verlos esta noche. Si bien tuvieron que pasar por eso, ahora son los afortunados de vivir el último concierto. Déjenme decirles que vamos a dejar absolutamente todo en el escenario para que se vayan felices”.
Frente a esas palabras, el torbellino swiftie le regaló una de las tantas ovaciones que hicieron temblar al estadio de River.
La épica del final
Con su inagotable energía y carisma, mediante un reloj gigante en la pantalla principal que mostraba la cuenta regresiva y casi 80.000 personas gritando cada segundo para el inicio, Taylor ascendió como una diva en una plataforma móvil ubicada en el medio del escenario.
¿Qué más le faltaba para terminar de hacer extasiar al público? Salir lookeada con un bodysuit con cristales de Swarovsky, diseñado con los colores de la bandera argentina. “Se vistió de campeona del mundo”, dijo una swiftie con la muñeca llena de friendship bracelets, que estaba con amigas.
“Miss Americana & The Heartbreak Prince”, del álbum Lover, dieron inicio a una setlist de 45 temas que repasaron, por más de tres horas, las eras de sus casi 18 años de carrera.
“Buenos Aires, bienvenido a The Eras Tour”, dijo en perfecto español, y con el fandom más eufórico que nunca, agregó: “No saben la alegría que me produce estar acá. Me están haciendo sentir magnífica”.
La brisa veraniega y la certeza de que concluía un sueño esperado desde que la artista anunció las fechas en el país le pusieron más épica a la despedida.
Los highlights del show
El diálogo con el público no fue constante. Sin embargo, fueron emblemáticos los momentos en los que la cantante, bajo una mirada atónita, emocionada y asombrada, detuvo el espectáculo para observar y disfrutar del hype que caracteriza a los argentinos.
Sentada en un piano, cuando comenzó el set de Evermore, escuchó durante minutos el “Olé, olé, olé, Taylor”, y reconoció: “no puedo creer que tardé tanto en venir acá. Son los fans más espectaculares del mundo. Realmente son los mejores. Los amo. Cantar para ustedes es un sueño hecho realidad. También para mi equipo”.
Es que esos momentos en los que los swifties dieron cátedra de lo que es convertir un recital en una verdadera fiesta, tampoco pasaron inadvertidos por los músicos y bailarines.
Luego del primer recital, el bajista Amos Heller, que acompaña a la cantante desde sus inicios, posteó en Instagram: “Cuando algo te hace sentir un verdadero hype debés tomar nota. Las flores deben ser entregadas. Argentina te amo. Sos todo lo que muchos habían comentado”, escribió.
El bailarín estrella Kameron Saunders es otro de los que manifestó el asombro por la calidez de los fanáticos en sus redes sociales. De hecho, el vivió uno de los clímax de anoche con el tema “We Are Never Ever Getting Back Together”, de la era Red.
Cuando Taylor entona el fragmento “nunca jamás volveremos a estar juntos”, Kameron le responde con el típico modismo nacional: “ni a palos”. ¡Y el estallido de la tribuna es brutal!
Esa energía vibrante que se sintió en el estadio desde que Louta y Sabrina Carpenter, los teloneros, hicieron sus presentaciones, quizá fueron determinantes para que Taylor terminara de reconocer: “Nunca más voy a cometer el error de no venir a Argentina. La próxima gira estaré aquí”… ¡Esperemos que así sea y que agregue más de tres fechas!
Una puesta en escena impresionante
Otro de los puntos destacables es que, si bien la mayoría de los fanáticos conoce a la perfección lo que va a suceder, porque vieron el documental The Eras Tour o siguieron los detalles en las redes sociales, estar ahí es sumergirse en una experiencia única que va más allá de lo musical.
Cada era transcurre con una escenografía distinta, en la que Taylor se mueve con un magnetismo total. Pasa de tocar un piano cubierto de musgo en un bosque con árboles altos, en Evermore, a cantar en una pequeña cabaña cuando llega el set de Folklore. O se mete en una casa de muñecas para el momento de Lover.
Otra escena inolvidable es cuando canta “The Man” en medio de una oficina con aires corporativos, para hablar sobre el sexismo al que se enfrentó durante su carrera. Y es que, más allá del amor y el desamor, ella también fascina por sus letras feministas, contra el sistema, que son un himno de empoderamiento.
Coreografías con paraguas, humo y hasta fuego son parte de una seguidilla de estímulos que hacen vibrar al público en lo más alto. Por momentos, uno siente que está presenciando una obra de teatro y hasta una escena cinematográfica. Para potenciar el espectáculo visual, muchas canciones son coreadas al ritmo de pulseras luminosas que dan al ingresar al estadio.
Looks icónicos
En un abrir y cerrar de ojos, Taylor realizó 18 cambios de outfits. En esta gira expresó su música a través de la moda y el vestuario significó un guiño a cada era.
Desde los looks irreverentes de Reputation hasta otros más románticos, como los que eligió en Lover y Folklore, los estilos fueron tan eclécticos como deslumbrantes.
Sin dudas, el ítem protagonista fueron los brillos. Bodies, minis y tops con cristales, capas vaporosas, un blazer oversize y vestidos boho chic, con flecos, pedrería y volados, también fueron tendencia.
En el tema “Ready for it?” salió al escenario con un catsuit negro con serpientes rojas entrelazadas que bajaban por una sola pierna. Y para cantar “22” eligió shorts negros y una remera blanca con la leyenda “¿Quién es Taylor Swift, de todos modos?”.
Tal como viene haciendo desde el inicio del tour, en ese momento se acercó a una pequeña seguidora entre la multitud y le obsequió su famoso sombrero negro.
Roberto Cavalli, Atelier Versace, Alberta Ferreti y Oscar de la Renta son algunas de las firmas que desfiló en el escenario.
Los zapatos y las botas estuvieron confeccionados a medida por la maison francesa Christian Louboutin. Con la clásica suela roja y piedras bordadas a mano, se llevaron todas las miradas.
A lo largo de las tres horas, Taylor mantuvo intacto los labios rojos, que combinó con sonrisas y gestos angelicales, cómplices, osados, intrépidos y agradecidos por el amor swiftie.
El final del recital, con fuegos artificiales, llegó con el hit “Karma”. Y así, vestida con un body azul con transparencias, entre aplausos, papelitos de colores y más ovación, cerró su inolvidable tour por nuestro país.
