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Puede ser muy molesto que lo haga cuando se lo saca a pasear.
Lidiar con las constante vueltas y el mordisqueo de la correa durante el paseo del perro puede resultar sumamente frustrante. Este hábito no solo provoca demoras en el paseo diario, sino que también da lugar a forcejeos que obstaculizan una caminata saludable tanto para el humano como para el animal. Cómo evitar que el perro muerda la correa.
Esta conducta, más allá de resultar molesta para el dueño, conlleva riesgos potenciales para la salud y seguridad del perro. El mordisqueo constante de la correa puede ocasionar daños en la boca del animal, propiciar que se suelte y escape, o incluso llevar a la ingestión de fragmentos de tela, lo que podría causar daños internos.
En su mayoría, este comportamiento es común en cachorros, ya que tienden a explorar y jugar con todo a su alcance. Sin embargo, es esencial abordar esta conducta a tiempo para evitar que se convierta en una costumbre arraigada.
Es importante tener en cuenta que el perro puede tener esta costumbre porque se siente aburrido o desmotivado durante los paseos, lo que puede solucionarse haciendo recorridos diferentes y tratando de cambiar los escenarios.
También pueden tener dolor de dientes o estar nerviosos o estresados por algún motivo durante los paseos. Podría suceder que se camine por calles donde hay mucho tráfico u otros estímulos externos que lo pongan de mal humor.
Algunos consejos de los especialistas para que esta costumbre no se vuelva un hábito.
Enseñarlo a llevar la correa. Si es un cachorro, se puede practicar antes de salir a la calle acercarle la correa, que la huela, que la examine y ponérsela un rato corto mientras se le hace una caricia o se le da un snack para que la relacione con algo positivo y agradable.

Una vez que se hace esto varias veces, se puede probar dar una vuelta con correa dentro de la casa. Si camina tranquilo, se lo recompensa, si se pone a dar vueltas o a morder la correa, hay que detener la marcha y retarlo sin gritar.
A la hora de salir a la calle, se puede empezar por lugares tranquilos, sin muchos estímulos que lo pongan nervioso.
Distraerlo cuando muerde la correa. Si durante el paseo, el perro comienza a jugar con la correa o a morderla, recomiendan pararse y pedirle que la suelte con voz fuerte y firme. Se lo puede incentivar ofreciéndole alguno de sus juguetes a cambio de la correa, para distraer su atención y cambiar la costumbre.
Crear una rutina de juegos que le guste. El problema suele ser que el perro ve la correa como un juguete. Si se arma un rato de juegos antes o después de la caminata, quizás en un parque cerca de la casa o incluso dentro del hogar, el animal entenderá que el momento del juego no es cuando se lo está paseando con la correa puesta.

No tirar de la correa cuando la muerde. Cuando el perro mordisquea la correa es recomendable no dar tirones o retorcer la cuerda. Este forcejeo puede resultar divertido para el perro y entonces entender mal la señal. Por otro lado, este tirón puede lastimarlo.
Consultar a un adiestrador. Aunque lo más común es que los perros muerdan la correa para jugar, hay otras causas más serias que podrían explicar este comportamiento.
Esta manía podría ocultar un trastorno del comportamiento, como la ansiedad canina o algún problema en los dientes o falta de nutrientes. Aunque no es lo más habitual, no está de más que tenga el chequeo anual de rutina realizado y, si no se le encuentra solución a esta actitud, consultar a un etólogo o adiestrador.