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Cuáles son las variables que hay que tener en cuenta al organizar un concierto de esta magnitud y por qué se llega a semejante precio.
El anuncio de un nuevo show de Eric Clapton en Buenos Aires, el próximo 20 de setiembre en el estadio de Vélez Sarsfield, produjo revuelo, y no sólo por la presencia, nuevamente, de este Dios de la guitarra entre nosotros, sino además por el elevado precio de venta de los tickets para ver en vivo su concierto.
Con precios que van desde 75.000 a 298.000 pesos (a esto se le suman gastos de envío), la productora Move Concerts (a través de Livepass) puso a la venta esos tickets desde el 6 de marzo.
Muchos fans locales expresaron su disconformidad en las redes, quejándose por lo que ellos entienden es una verdadera exageración. Algunos incluso comparaban el valor con los tickets de Ratones Paranoicos, que tocan una semana antes en el mismo estadio: valen de 22 a 42 mil pesos. Muchísimo más económico.
¿Es en realidad un exceso? Los fans que quieren ir y no disponen de ese dinero aseguran que sí. Aunque para los empresarios hay distintas variables a tener en cuenta al momento de justificar esa cifra.
Clarín realizó una investigación al respecto y, ante el silencio de la agencia productora del show (Move Concerts) ante la requisitoria, se buscó la opinión de expertos productores de espectáculos musicales, con una pregunta de cabecera: ¿cómo se forma el precio de una entrada de 298 mil pesos o, a precio de hoy, casi 320 dólares?
La opinión de los expertos
Héctor Cavallero, recientemente nombrado director de Radio Nacional, fue el responsable de traer al país a verdaderas luminarias de la música, sea rock, pop o incluso ópera.
Algunos de los shows internacionales que Cavallero acumula como cumbres en su vasto historial de productor son Queen en 1981 en la cancha de Vélez, Michael Jackson en el estadio de River Plate en 1993, y Luciano Pavarotti en el Campo de Polo, además de Ray Charles y Liza Minnelli.
“Acá hay varios temas –dice- y uno tiene que ver con el dólar, que en nuestro país es siempre fluctuante. Y sino preguntale a Palito Ortega, cuando trajo a Frank Sinatra a la Argentina. Yo mismo quedé tambaleando cuando produje el filme La Mary y me agarró la devaluación del Rodrigazo”.
Sigue: “Este show de Clapton es en setiembre, o sea que faltan seis meses donde puede pasar de todo. Hace dos semanas el dólar blue cotizaba a 1270 y hoy está en 950. Mañana no se sabe. También influye el lugar donde se realiza el show: River tiene casi 80 mil localidades y Vélez algo más de 40 mil”.
Hace una pausa y agrega: “Otra variable es el público, que acá es muy consumidor de shows. Antes costaba mucho remar una venta, pero ahora viene Taylor Swift y las entradas ya vuelan seis meses antes. Y este es otro tema: el artista. Si es convocante o no, y a qué tipo de público atrae”.
Las cuentas que hay que hacer
Los récords de venta de tickets que establecieron en su momento artistas como Roger Waters, con 9 River Plate en 2012, o los 10 shows de Coldplay en el mismo estadio (en 2022, pero agrandado, con más espectadores) sumados a los 5 que en su momento (1995) agotaron The Rolling Stones, o los 6 del “Me Verás Volver” de Soda Stereo hablan claramente de una pasión del público criollo por los recitales de estadio.
Pero con una economía deprimida como la que luce Argentina en este 2024, con inflación alta y un poder adquisitivo en terapia intensiva, se hace difícil poder imaginar cómo resultará esta cuarta visita de Clapton.
César “Checha” Lavié es, junto a Roberto Costa, uno de los responsables de PopArt, productora de espectáculos de larga trayectoria en el país.
Dos de sus últimos logros fueron Messi10, el último espectáculo del Cirque du Soleil, y el festival Primavera Sound en Parque Sarmiento, en noviembre del año pasado, por donde desfilaron figuras de la talla de Blur, The Cure, Pet Shop Boys y Beck.
Desde los Estados Unidos donde está en estos días, Checha se hace un tiempo para reflexionar acerca de este negocio:
“Hay agencias de representación muy grosas, generalmente de Norteamérica o Inglaterra, que representan a artistas súper populares, de gran trayectoria. Pongamos por caso Madonna. Estas agencias tienen un book de clientes en todo el mundo. Madonna saca un disco nuevo y anuncia una gira. Su agencia entonces va contactando a esos clientes y les ofrece el show”, cuenta.
“Acá el productor local que recibe la oferta -explica- tendrá que hacer un cálculo que antes era sobre la venta de discos, y ahora es sobre la cantidad de bajadas de los temas nuevos de ese álbum. Como para tener un primer acercamiento y calcular muy a groso modo cuántas personas podrían ir a un show de ella en River, ponele. Y después está el olfato”.
Y concluye: “Es verdad que acá el asunto del dólar es una incógnita. No nos olvidamos que hasta hace unos meses teníamos once tipos distintos de cotización del dólar… ¡once!”.
Un cachet alto
Volviendo al asunto de las entradas en la Argentina, realmente es por ahora un misterio lo que pueda suceder, y si el recital tendrá o no el éxito esperado. Porque una cosa es verdad: Clapton es un artista más bien de nicho, que apunta a una audiencia blusera y de rock and roll. Es decir, su público claramente no es el de Coldplay ni el de Taylor Swift.
Otro reconocido productor argentino de espectáculos, que prefirió dar su opinión en off, tiene esta visión al respecto:
“El cachet de Clapton -dice- debe ser alto y esta es su gira de los 60 años de carrera. Además, debe venir con un staff numeroso. Pero no hay que pensar puntualmente en este show de Argentina, ya que la productora (Move) compra shows en toda la región, o sea Latinoamérica, y hace un balance de resultados entre todas las fechas. Por ende habría que ver a cuánto cobra las entradas en cada país”.
Y agrega: “Por otra parte, habría que ver cuál es el booking de esta gira. Durante mucho tiempo las agencias de afuera sabían que había unos locos en Argentina que pagaban cualquier monto por un show de un artista internacional”.
Finalmente concluye: “Después está lo que yo llamo ‘la locura del agotado’, que para mí es un arma de marketing y ningún show está tan agotado como dicen, con lo cual hay que ver si no ponen esos precios especulando que no vaya a ir mucha gente y entonces el negocio les cierra igual vendiendo un 50 por ciento de los tickets”.
El telonero y más gastos
Otra circunstancia a considerar es que junto con Clapton y como número previo en el mismo show se va a presentar el guitarrista y cantante negro Gary Clark Jr., que a sus 40 años ha sido bautizado como “La gran esperanza del blues de Texas”. Ya estuvo en la Argentina y es impactante.
Clapton no es tonto y sabe perfectamente el efecto que Clark produce en los fans de la guitarra eléctrica, ya que lo presentó en un par de oportunidades en los Crossroads Guitar Festival, que desde 2004 son organizados por el mismo Clapton a beneficio de instituciones de lucha contra la droga.
Ahora bien, ¿pudo haber incidido la presencia de Clark Jr. en el precio de las entradas para este show?
“No sé si mueve mucho la aguja. Eso es como un regalo, como un bonus para el público”, dice Cavallero. “Cuando el artista es muy poderoso, quizás al empresario se le va un poco la mano con los precios. Pero hay que pensar que acá hay muchos gastos no sólo de cachet, sino además de producción”.
Y enumera: “Están los impuestos sobre el valor del contrato, que son un 30 por ciento, el 12 por ciento que se lleva SADAIC, los gastos de seguridad que también son muy altos, la publicidad, el alojamiento, los viáticos”.
“Para Michael Jackson en River -agrega- tuve que poner más de mil tipos de seguridad. Y los tickets para ese show los tuve que poner de 250 dólares para abajo. Este es un negocio muy de riesgo, para aventureros. O más bien, para temerarios”.
Checha opina que la presencia de Gary Clark Jr. “no incide en el precio del ticket”. Y luego dispara otras variables:
“Cuando el artista es muy grande -dice- suele traer su propio escenario, sus propias luces y a veces hasta el sonido. Posiblemente, Clapton viene sin nada de eso y haya que alquilar todo, y ahí los números también se te disparan. También está el ítem del armado de escenario. Depende cómo armen Vélez te puede comer varias filas de la platea VIP”.
Y remata: “Con respecto al público potencial, hay de todo. No te olvides que el otro día el cubierto para asistir a la cena-show de Luis Miguel costaba más de un millón de pesos. Hay gente que vendería un riñón para ir a verlo ahí. Y muchos lo pagaron gustosos. O el abono del último Cosquín Rock, que salía 240 mil pesos y también se vendió muy bien. Muchos productores para poner el precio del ticket vemos cómo está el mercado, y qué precios pone la competencia. Pero si a mí no me dan los números tengo que aumentar los precios, claro”.
El gran Eric
Viejo conocido del público argentino, Eric Clapton comenzará su gira por los 60 años de trayectoria el día 9 de mayo próximo en Newcastle, Inglaterra. Y seguramente, como lo hiciera en sus shows argentinos de 1990, 2001 y 2011 (todos en River) esta vez volverá a cautivar a sus seguidores con éxitos como Layla, Tears in heaven o Cocaine.
Eric Clapton es uno de los últimos héroes de la guitarra. Comenzó su carrera con una banda llamada The Yardbirds (1963) y continuó más tarde como parte de los Bluesbreakers de John Mayall (1965) para terminar como líder de un trío poderoso que hasta inspiró al mismísimo Jimi Hendrix: Cream, en 1966.
Luego vendría el súper grupo Blind Faith (1969), su colaboración con el dúo Delaney y Bonnie (mismo año) y también Derek and The Dominos, una banda fugaz junto al eximio guitarrista Duane Allman. En 1970 este inglés nacido en Surrey el 30 de marzo de 1945 (sí, va a cumplir 79 años) publicaba su primer álbum como solista.
Para esa época las lluvias habían borrado un poco las inscripciones en las paredes de Londres, donde se leía “Clapton is God” (Clapton es Dios), pero se había ganado el apodo de “Slowhand” (mano lenta), una ironía por la fluidez con la que recorría el mástil de su ya famosa guitarra Blackie, un modelo Stratocaster color negro de la legendaria marca Fender.
Desde entonces este inglés buen mozo y elegante que le robó el corazón a varias damas (incluyendo a la novia de su amigo George Harrison, la modelo Pattie Boyd, también dicen que a Lady Di y hasta tuvo una novia argentina en su primera visita) no ha parado de tocar.
Y aunque en 2016 anunció su retiro definitivo por una neuropatía periférica (un tipo de enfermedad nerviosa) pudo sobrellevar esa patología y regresó a los escenarios con todo su poder intacto.
Mientras tanto, ya hay gente que puso a trabajar dinero (y este es un dato real) para que llegado el día 20 de setiembre los intereses le cubran por lo menos una parte de semejante erogación.
Y finalmente, como dice un fan histórico del eximio violero: “A la gente le quema el dinero en el bolsillo. Hoy tenés mil pesos y mañana ya son ochocientos por la devaluación. ¿Entonces qué hacés? Si tenés la plata vas y la gastás en lo que sea. Y acá por lo menos te vas a ver a Dios, que quién sabe si alguna vez volverá a pisar estos pagos”. Amén.